Soy de los cree firmemente en la Política como herramienta útil para que la sociedad solucione sus problemas. La política debe ser capaz de abrir espacios para el encuentro, para los acuerdos, para conciliar, para decidir, para armonizar, para formular, para ordenar, para gestionar y para resolver. No tenemos que dar la espalda a la Política y es nuestra obligación como ciudadanos exigir que esas funciones que tiene la Política se desarrollen adecuadamente, sobre todo en lo relacionado con la gestión del poder y de nuestros recursos. Debemos exigir a nuestros políticos honradez y honestidad y una clara y plena vocación de plenitud personal al servicio de los ciudadanos y del bien común o interés general. Nuestros gobernantes han de ser íntegros, porque los elegimos y los pagamos para que lo sean.
El poder siempre ha formado parte de la fórmula para gobernar, está presente en todas nuestras relaciones porque su naturaleza es relacional; es un agente transformador de la sociedad y siempre está fuertemente ligado a la acción política; ahora bien cuando ese poder se ejerce con abuso y de una forma inadecuada todo se deslegitima y por consiguiente esas políticas y ese gobierno se resquebrajan, dando lugar a la aparición de la desconfianza, sobre todo en en escenarios como en los que vivimos a día de hoy en España, que cada vez son más complejos y con múltiples variables.
En mi trayectoria en la Política siempre he tenido presente a Tómas Moro, a él le ofrecieron poder, pero eligió la verdad. Santo Tomás Moro es patrono de los gobernantes, pero también de todos los que luchan por ser fieles a su conciencia. Para él la Política debe ser interpretada como una misión y no como una profesión, y llamó a quienes ocupan cargos políticos a no perder nunca de vista la dignidad de la persona, a trabajar siempre por el bien de la comunidad, a proteger la sociedad en la que vivimos. Él tenía un prestigio y una profesión muy consolidada como abogado y no necesitaba de la Política para vivir, no era de los que querían servirse de la política, sino de los que venían a servir a la política; ni tampoco venía a la política a buscar poder o fama o a beneficiar a amigos y familia. Venía a influir en la Política y a hacer mejor la vida de sus vecinos con sus consejos y con su dedicación; venía a terminar y remendar los vicios consolidados del Sistema a pesar de que sabía que eso le llevaría a vivir tempestades. Para ello animaba a la clase política a ejercer la ejemplaridad, tenía claro que ella y su influencia pueden cambiar, aunque fuese poco a poco. Moro estaba convencido de que el único método para lograr un cambio profundo y duradero en la sociedad, era el buen ejemplo de una forma constante, no puntual. También tenía claro que la pasión por el poder en política es legítima, y que la cuestión está en saber dirigir y enfocar esa ambición hacia los fines propios del ejercicio del poder, que no ha de ser otro que servir a los demás, en vez de servirse a sí mismo. El poder necesita pasión pero también control.
El pasado domingo 22 de junio se celebró la festividad de Santo Tomás Moro pero hoy volvemos al día a día con nuestra frenética y agitada vida política; esto es un no parar y todo cambia en cuestión de minutos. Muchos creen que estamos ante el final del sanchismo y que pronto vendrán elecciones; olvidan que Sánchez tiene muy bien aprendido y grabado a fuego aquella frase de Negrín que “cuando no hay salida, la única salida es resistir”.
Antonio de Miguel Antón, miembro de la asociación Democrática Ciudadana, ADC
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