Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.
El cuarto domingo de julio, en torno a la fiesta de san Joaquín y santa Ana, se celebra la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Este año, en su quinta edición, el lema es “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza (cf. Si 14,2)”.
En la Sagrada Escritura aparecen personas de edad avanzada en las cuales se manifiesta de modo especial la providencia de Dios: Abraham, Sara, Moisés, Zacarías, Isabel, etc.
Subrayamos seis aspectos del Mensaje escrito por León XIV para esta Jornada:
1) A los ojos de Dios, la ancianidad es un tiempo de bendición y “los ancianos son los primeros testigos de esperanza”.
2) “El hecho de que el número de personas en edad avanzada esté en aumento se convierte entonces para nosotros en un signo de los tiempos que estamos llamados a discernir, para leer correctamente la historia que vivimos”.
3) Si “es verdad que la fragilidad de los ancianos necesita del vigor de los jóvenes, también es verdad que la inexperiencia de los jóvenes necesita del testimonio de los ancianos para trazar con sabiduría el porvenir”.
4) “Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la «revolución» de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado. La esperanza cristiana nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a no contentarnos con el statu quo. En concreto, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto”.
5) “(…) el Papa Francisco quiso que la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores se celebrase sobre todo yendo al encuentro de quien está solo. Y por esa misma razón, se ha decidido que quienes no puedan venir a Roma este año, en peregrinación, «podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los […] ancianos en soledad, […] como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cf. Mt 25,34-36)»”.
6) “El libro del Eclesiástico afirma que la bienaventuranza es de aquellos que no ven desvanecerse su esperanza”. “(…) como escribió el Papa Francisco durante su último ingreso en el hospital, «nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza» (Ángelus, 16 marzo 2025)”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición
Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara
NOTA DE LA REDACCIÓN: EL HERALDO DEL HENARES acepta el envío de cartas y artículos de opinión para ser publicados en el diario, sin que comparta necesariamente el contenido de las opiniones ajenas, que son responsabilidad única de su autor, por lo que las mismas no son corregidas ni apostilladas.
EL HERALDO DEL HENARES se reserva la posibilidad de rechazar dichos textos cuando no cumplan unos requisitos mínimos de respeto a los demás lectores o contravengan las leyes vigentes.