viernes , 20 junio 2025

Carta del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘Corpus Christi’

Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.

Como expresión de su presencia entre nosotros, Cristo eligió pan y vino. Son dos signos a través de los cuales se acerca y se une a nuestra historia.

El pan y el vino tienen una importancia fundamental en la cultura mediterránea. El pan, elaborado con un poco de harina y agua, es el alimento de los pobres, a los cuales Jesús se acercó con predilección. El pan es fruto de las fuerzas de la tierra y del trabajo de la humanidad. Supone el cultivo del terreno, la siembra, la cosecha y la preparación inmediata. Y es también consecuencia de los dones del cielo: el sol y la lluvia. Tiene un aspecto de regalo y gracia. No es solamente resultado del esfuerzo humano. En un trozo de pan vemos que la creación está orientada a la divinización.

El vino manifiesta la exquisitez de la creación, es signo de fiesta y de alegría. Propicia la convivencia y la fraternidad. Refuerza los vínculos y estrecha las relaciones. En el Antiguo Testamento, la abundancia del vino se asociaba proféticamente con los tiempos mesiánicos.

Los granos de trigo molidos, aun siendo muchos, se convierten en un único pan. De modo semejante, con diferentes granos de uva se obtiene un vino único. Multiplicidad y unidad se integran.

Corpus Christi es la fiesta solemne y pública de la eucaristía, sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo. El fervor de la fe y la devoción de toda la comunidad eclesial han suscitado a lo largo de los siglos numerosas manifestaciones que expresan el arraigo de la eucaristía en la cultura creyente.

En la procesión de este día suelen participar los niños que han hecho su primera comunión en fechas próximas. Mantienen vivo el recuerdo del acontecimiento para el que se han preparado durante varios años.

Julián Ruiz Martorell

Hemos de renovar el asombro ante la eucaristía. No es bueno acostumbrarse a un misterio tan decisivo. Es conveniente dedicar tiempo prolongado y espacios dignos al Señor que desea acompañarnos discreta y solemnemente. La eucaristía es un misterio que se ha de creer, se ha de celebrar y se ha de vivir. En ella reparamos nuestras fuerzas, damos gracias a Dios, aprendemos a ofrecernos a nosotros mismos y vamos siendo perfeccionados en la unidad con Dios y con los demás.

La solemnidad del Corpus Christi está estrechamente vinculada con Cáritas. La veneración del cuerpo y la sangre de Cristo se relacionan con el amor a los hermanos más necesitados y vulnerables. Cáritas es el amor de la Madre Iglesia que se acerca, escucha y acompaña.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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