sábado , 9 agosto 2025

Carta del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘La devoción a la bienaventurada Virgen María en agosto’

Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.

Agosto es un mes marcado por la devoción a la Bienaventurada Virgen María. Las miradas del corazón se dirigen a quien veneramos como Madre de Dios y reconocemos como Madre nuestra. A mediados de mes, celebramos, de modo especial, el misterio de su Asunción a los cielos.

El papa Francisco decía el 15 de agosto de 2021: “El poeta Dante se refiere a la Virgen María como «humilde y más elevada que una criatura» (Paraíso XXXIII, 2). Es hermoso pensar que la criatura más humilde y elevada de la historia, la primera en conquistar los cielos con todo su ser, cuerpo y alma, pasó su vida mayormente dentro del hogar, pasó su vida en lo ordinario, en la humildad. Los días de la Llena de gracia no tuvieron mucho de impresionantes. A menudo se sucedieron iguales, en silencio: por fuera, nada extraordinario. Pero la mirada de Dios permaneció siempre sobre ella, admirando su humildad, su disponibilidad, la belleza de su corazón, nunca tocado por el pecado”.

El 15 de agosto de 2012, Benedicto XVI se preguntaba: “¿qué da a nuestro camino, a nuestra vida, la Asunción de María?”. Y daba una doble respuesta:

1) “La primera respuesta es: en la Asunción vemos que en Dios hay espacio para el hombre; Dios mismo es la casa con muchas moradas de la que habla Jesús (cf. Jn 14,2); Dios es la casa del hombre, en Dios hay espacio de Dios. Y María, uniéndose a Dios, unida a él, no se aleja de nosotros, no va a una galaxia desconocida; quien va a Dios, se acerca, porque Dios está cerca de todos nosotros, y María, unida a Dios, participa de la presencia de Dios, está muy cerca de nosotros, de cada uno de nosotros”.

Julián Ruiz Martorell

2) “Pero también hay otro aspecto: no sólo en Dios hay espacio para el hombre; en el hombre hay espacio para Dios. También esto lo vemos en María, el Arca santa que lleva la presencia de Dios. En nosotros hay espacio para Dios y esta presencia de Dios en nosotros, tan importante para iluminar al mundo en su tristeza, en sus problemas, esta presencia se realiza en la fe: en la fe abrimos las puertas de nuestro ser para que Dios entre en nosotros, para que Dios pueda ser la fuerza que da vida y camino a nuestro ser”.

Felicitamos a quienes en estos días familiares de reencuentro, amistad y fraternidad viven con gozo su devoción a la Virgen María.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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