Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.
Tal vez has encontrado estas páginas en tu lugar de descanso. Es posible que sea la primera vez que lees estos párrafos. A lo mejor no conoces bien nuestra Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, ni nuestra historia, ni nuestra actualidad. Has comenzado a ojear (con los ojos) y hojear (recorriendo las hojas) y te has encontrado con este artículo que va dirigido precisamente a ti.
Sigüenza-Guadalajara tiene un magnífico patrimonio histórico-artístico, monumental y documental. Vivimos en una provincia extraordinaria, dotada de paisajes de ensueño y pluralidad de escenarios naturales. Estoy seguro de que no te arrepentirás de haber elegido pasar con nosotros un tiempo.
Además, las personas que viven aquí se destacan por su capacidad de acogida, su nobleza de trato y su fraterna cordialidad.
Quiero compartir contigo un acontecimiento que hemos vivido durante estos últimos años: un Sínodo Diocesano, una experiencia de comunión, de escucha recíproca, de gozosa participación y de búsqueda esperanzada de criterios, objetivos y acciones para nuestra misión. Todo ello lo hemos vivido abiertos a la voz del Espíritu Santo.
Los grandes acontecimientos no se improvisan. Para ponernos en camino se realizó una encuesta que obtuvo multitud de respuestas. Hubo que analizar los datos, conjugarlos, disponerlos ordenadamente, sistematizarlos.
Se prepararon unos materiales bien elaborados. Hubo grupos de personas que se reunieron periódicamente para orar, escuchar, reflexionar y dialogar. Se recogieron aportaciones. Hubo constancia y vigor, a pesar de los desafíos sufridos durante la pandemia. Posteriormente, se constituyeron mesas de ponencia.
Precedida por una solemne eucaristía de inicio y corroborada con la de clausura, se realizó la Asamblea Sinodal en cuatro sesiones de trabajo, en las que se aprobaron las propuestas sinodales.
Ahora seguimos caminando. Estamos en la fase de aplicación. Una comisión de personas generosas está elaborando un borrador del futuro Plan Diocesano de Pastoral, que deberá ser examinado por los organismos de representación y participación: consejo episcopal, consejo presbiteral y consejo diocesano de pastoral. Se trata de que, en sucesivas ondas expansivas, el movimiento de diálogo y discernimiento se vaya abriendo camino.
Por ello, te ruego que reces por nosotros, para que sintonicemos con la longitud de onda del Espíritu Santo, para que le escuchemos con diligente atención, para que sepamos trabajar en corresponsabilidad compartida y diferenciada, para que sigamos abriendo los ojos ante la realidad actual, para que nuestras manos se abran fraternalmente, para que nuestros pies nos orienten hacia la misión y para que no nos dejemos robar la esperanza.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara
NOTA DE LA REDACCIÓN: EL HERALDO DEL HENARES acepta el envío de cartas y artículos de opinión para ser publicados en el diario, sin que comparta necesariamente el contenido de las opiniones ajenas, que son responsabilidad única de su autor, por lo que las mismas no son corregidas ni apostilladas.
EL HERALDO DEL HENARES se reserva la posibilidad de rechazar dichos textos cuando no cumplan unos requisitos mínimos de respeto a los demás lectores o contravengan las leyes vigentes.