El pasado viernes se aprobaba en el Pleno de Guadalajara una modificación de crédito para realizar una transferencia de 8.000 euros al Ayuntamiento de Sueca en Valencia, para que nuestra ciudad sea sede de la semifinal del Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca. El Concejal de turismo del Ayuntamiento de Guadalajara considera que esta es su primera iniciativa en dos años y que es lo mejor que puede ofertar para promocionar nuestra ciudad y dar a conocer las diversas opciones culturales, históricas, patrimoniales, gastronómicas y artesanales de nuestra ciudad.
En el acto protocolario de la firma del contrato entre ambos Ayuntamientos explicaba el concejal de Guadalajara con cierta parquedad, sin sentido y sin fluidez verbal que «nosotros, en Guadalajara, somos más de carne y de pescado«, que «el arroz es sabroso y que a todo el mundo le gusta” para legitimar, dar utilidad y credibilidad a su sinsentido de propuesta y de decisión turística para Guadalajara, tomada unilateralmente y que nos costará un buen “dinerito” a los guadalajareños para su realización y para proporcionar toda la infraestructura necesaria, además de los 8.000 euros pagados a otra administración.
En turismo, en mi opinión, debería aplicarse el principio de “la unión hace la fuerza” y tener en cuenta las opiniones, los intereses, las propuestas y las necesidades de todos los actores. Para ello hay que crear un espacio de conocimiento y colaboración entre administraciones, empresarios, asociaciones y población guadalajareña. De esa forma obtendremos ideas de calidad para enriquecer y hacer mejor el sector turístico en nuestra ciudad y para mostrar nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra cultura tan arraigada y de esa forma construir una imagen fuerte de cara al viajero generándole emociones y experiencias únicas y valiosas. Es fundamental crear experiencias turísticas auténticas y atractivas que resalten la identidad cultural y gastronómica de la ciudad; esto implica diversificar la oferta turística, promocionar la gastronomía local y los productos artesanales, y ofrecer servicios de calidad a los visitantes.
Todas estas estrategias para potenciar el turismo con los productos de Guadalajara están recogidos en un Plan Estratégico de Turismo de Guadalajara que se elaboró en el año 2022 y que nos costó un pico a los guadalajareños. Ahí quedan recogidas las líneas a seguir desde el ámbito del turismo de una forma muy detallada en aspectos de como diversificar la oferta turística creando eventos con tradición e identidad local, en como impulsar los productos locales con experiencias únicas y auténticas para promocionar, entre otros la gastronomía, la cultura y los productos guadalajareños, promoviendo la gastronomía tradicional de Guadalajara.
¿Exigen los partidos políticos internamente que sus cargos institucionales que gobiernan estén preparados debidamente, profesional y técnicamente para la labor de gestión que van a desarrollar?
¿Deben nuestros gobernantes disponer de competencias acreditadas para el manejo y dirección de los asuntos públicos concretos que administran?
¿Reclaman los ciudadanos a los políticos un razonable nivel profesional para la realización de políticas públicas concretas?
Cada vez que hay un incidente o un problema grave en España, los gestores políticos públicos fracasan y eso ocurre porque los partidos políticos se han transformado en maquinarias de poder formados por estructuras clientelares en los que el modelo de éxito premia la sumisión y el sometimiento al líder de sus miembros, más que la preparación, la experiencia, la formación y la eficiencia en un determinado ámbito. Los perfiles son cada día más mediocres porque todo el esfuerzo de sus élites se concentra en ganar el poder, en conservarlo y expandirlo, contando para ello con un ejército de leales y sumisos militantes. Como consecuencia, al descuidar estos aspectos y al exigirles a estos cargos únicamente lealtad al partido y sumisión al jefe, cuando tienen que tomar decisiones delicadas y de gran importancia para los ciudadanos los hacen mal y tarde, cometiendo fallos garrafales en los momentos decisivos, planificando mal y representando ridículamente a nuestra ciudad o país; sin saber ni siquiera expresarse debidamente ni leer con la debida entonación lo que les ha escrito el asesor de turno. No se les exige ni titulación, ni idiomas, ni capacidad de liderazgo, ni oratoria, ni expresión escrita, ni informática, ni conocimientos técnicos, ni humanidades; nada. Tan solo tienen que mirar la formación académica y profesional de algunos concejales en el Ayuntamiento de Guadalajara.
Tenemos que ser más exigentes con nuestros políticos, sobre todo con los que nos gobiernan y con los que toman decisiones con nuestro dinero y en situaciones muy delicadas como en el caso de la consejera valenciana Salomé Pradas que fue consejera de Justicia e Interior de la Generalidad valenciana, puesto que dejó tras el desastre del barranco del Poyo, al reconocer y poner de manifiesto que no estaba preparada para ser responsable de un departamento en materia de emergencias. ¡Menuda irresponsabilidad! ¿Verdad?; la misma o parecida a la de quien pone al señor Morejón para dirigir la Concejalía de Turismo, Comercio, Mercados y casco histórico y a tantos otros.
Antonio de Miguel Antón, exconcejal del Ayuntamiento de Guadalajara (2019-2023)
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Ehhhh… chapó.