Buscando a Elisabeta desesperadamente.
El director Luc Besson es el francés más amante del exceso desde que se inventó el neón.
Se hizo mítico con El profesional (Léon), donde clavó ese toque entre tierno y peligroso.
Luego se soltó la melena con El quinto elemento, un festival de colorines y ciencia ficción que ya es religión pop.
Con Nikita, dura de matar definió su gusto por las heroínas letales antes de que estuviera de moda.
Más tarde arrasó en taquilla con Lucy, jugando con la evolución humana como si fuera plastilina.
Y aunque a veces se le va la mano con la fantasía, sigue siendo un director reconocible al segundo.
Ah, y no olvidemos Valerian y la ciudad de los mil planetas, su juguete espacial más caro y más loco.
Era una toda una incógnita lo que mi adorado Luc Besson podía hacer con la idea del vampirismo.
Pues resulta que nos compone una película romántica y una reflexión sobre la vida eterna.
Caleb Landry Jones se pasa toda la película buscando, a través de cuatro siglos, a su amada Elisabeta. Ella es el motor de su existencia.
Por ella fue condenado a la vida eterna. Por su ausencia se consume.
Cine romántico-gótico-colorista, con elementos de cine de aventuras y la tremenda reflexión del dolor que causa una vida sin amor.
Todo el mundo la ha puesto a caer de un burro. A mí me ha gustado. Tal vez, por que soy un espíritu sensible y enamorado.
Mi puntuación: 8,97/10.
Ficha técnica en este enlace.
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Muchos besos y muchas gracias.
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Colaborador de Esradio Guadalajara, Alcarria TV, Nueva Alcarria y GuadaTV Media
El Heraldo del Henares
