Si ayer la Junta de Castilla La Mancha alertó sobre la mala calidad del aire detectada en la ciudad de Guadalajara, al haberse superado el umbral de información a la población por material particulado, PM10, hoy le ha tocado el turno a su vecina Azuqueca de Henares, en este caso por material particular PM2,5.
Por todo ello, se ha recomendado a las personas con problemas respiratorios, ancianos y niños que no pasen largos periodos de tiempo al aire libre y en general, se limite la realización de esfuerzos físicos prolongados en el exterior.
¿Qué son las partículas PM10 y PM2,5?
El material particulado respirable presente en la atmósfera de nuestras ciudades en forma sólida o líquida (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento y polen, entre otras) se puede dividir, según su tamaño, en dos grupos principales, según informa Ecologistas en Acción en su web.
Así, a las de diámetro aerodinámico igual o inferior a los 10 µm o 10 micrómetros (1 µm corresponde a la milésima parte de un milímetro) se las denomina PM10 y a la fracción respirable más pequeña, PM2,5.
Estas últimas están constituidas por aquellas partículas de diámetro aerodinámico inferior o igual a los 2,5 micrómetros, es decir, son 100 veces más delgadas que un cabello humano.

Además, el tamaño no es la única diferencia, ya que, según estas fuentes, cada tipo de partículas está compuesto de diferente material y puede provenir de diferentes fuentes.
En el caso de las PM2,5, su origen está principalmente en fuentes de carácter antropogénico como las emisiones de los vehículos diésel, o quemas agrícolas o de madera, mientras que las partículas de mayor tamaño, las PM10, pueden tener en su composición un importante componente de tipo natural, como partículas de polvo procedente de las intrusiones de viento del norte de África (polvo sahariano), frecuente en nuestras latitudes.
Se pueden consultar los niveles de partículas en este enlace.