Los vecinos de la ciudad de Guadalajara se han volcado en la tarde de este lunes festivo con su patrona, la Virgen de la Antigua, en una jornada marcada por la emoción, la tradición y la belleza de una procesión que volvió a recorrer el corazón de la ciudad como antaño.
La imagen de la Virgen se presentó ataviada con un vestido y pecherín en tono beis, con brocado floral en dorado y plateado, y estrenando un manto de terciopelo azul con bordados de estrellas en oro y plata, acompañado de una mantilla de hilo de oro.
Por su parte, el Niño Jesús lucía un vestido a juego con su madre y un cíngulo dorado, completando una estampa solemne y delicada con el trono repleto de rosas y claveles blancos que emocionó a los asistentes, según han informado fuentes municipales en un comunicado.
Desde la concatedral de Santa María, a donde había llegado el pasado 30 de agosto, con el repique solemne de las campanas, partía puntualmente a las 20 horas una larga comitiva que en todo momento ha estado acompañada de miles de guadalajareños que han acompañado a la Virgen en su recorrido más tradicional.
Este recorrido fue recuperado hace dos años por la cofradía, que ha sido la encargada de portar a hombros a la Virgen por la calle Doctor Santiago Ramón y Cajal, La Carrera, plaza de Santo Domingo, calle Mayor, Doctor Mayoral y plaza de la Virgen de la Antigua, hasta llegar a su santuario.
Máxima participación este año de alcarreños, sobre todo mujeres, con los trajes típicos de la ciudad, que han acompañado a las ofrendas de las asociaciones y de los diferentes municipios de la provincia que abrían la procesión, a son de dulzainas, tamboriles y laudes, entonando jotas y seguidillas para la Virgen.
Tan extensa era esta participación folclórica que por sí sola ya llenaba toda la Carrera, con ofrendas de diferentes asociaciones y de los pueblos de Gárgoles de Abajo, Galápagos, Romancos, Armallones, Villanueva de Alcorón, Centenera, Humanes Atanzón Cubillo de Uceda, Molina de Aragón, Brihuega, Sigüenza, los pueblos anexionados de Iriépal, Taracena y Valdenoches y el propio Ayuntamiento de Guadalajara. Cerraba su paso la banda de música de Horche.
Tras el paso de la Virgen procesionaban representantes políticos, eclesiásticos y militares, con la alcaldesa Ana Guarinos al frente con el bastón de mando, en señal de respeto a la Alcaldesa perpetua de la ciudad. Y tras ellos, más de cincuenta músicos de la banda de Mondéjar cerraban la comitiva institucional.
Después de más de dos horas de procesión con todo el recorrido repleto de feligreses la Virgen llegaba a las puertas del santuario, donde fue recibida por el numeroso público allí congregado con vivas y un fuerte aplauso.
Tras el baile de los zancos del grupo de bailes de La Cotilla se dio lectura de poesías de Teresa de la Cruz, con un poema para cada una de las ofrendas, incluida la suelta de palomas.
Allí, el obispo Julián Ruiz Martorell pronunció unas palabras de reconocimiento a la gran devoción que Guadalajara siente por su patrona y procedió al rezo de la Salve mientras se iniciaba la quema de la tradicional hoguera.
Con los últimos compases de la banda y el destello de los fuegos artificiales, justo a las 23:00 horas, la Virgen cruzó el umbral de su casa.