Según la Biblia, Dios, para evitar la respuesta a la soberbia humana de construir una torre que llegara al cielo, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas; todo era confuso y no pudieron construir la torre al no poder entenderse entre ellos. Se provocó una incomunicación y una desunión que llevó al fracaso y la construcción cesó. Toda la tierra hablaba una misma lengua y se usaban las mismas palabras; todo ello dio origen a la aparición de los diferentes idiomas y que estos se dispersaran por toda la tierra. La Torre de Babel, desde entonces se convirtió en un símbolo de la ambición desmedida y la arrogancia humana, así como de las consecuencias de desafiar la autoridad divina.
Isabel Díaz Ayuso ha protagonizado uno de esos momentos que sin duda dará que hablar al levantarse y salir de la reunión de la Conferencia de Presidentes en Barcelona, cuando ha comenzado su intervención su homólogo en el País Vasco, Imanol Pradales, y lo ha hecho en euskera. España es el único país del mundo que tiene una lengua de importancia global que traspasa fronteras y que es ninguneada en partes de su territorio. Es inaudito y ridículo que pudiendo hablar en un mismo idioma este sea menospreciado con tanta asiduidad. Es cierto que estos pinganillos y sistema de traducción no se usan solo en España, también se utiliza en Suiza, Bélgica y Canadá, pero son casos muy diferentes al español; en Suiza, coexisten cuatro lenguas en las instituciones, si bien es un caso único porque no hay una lengua común. Sus habitantes tienen lengua materna, el alemán, el francés, el italiano o el romanche. Además, simplemente un tercio de Suiza habla solo un idioma haciendo esto complicado el aunar todo en una sola lengua. En el caso de Bélgica, existen dos lenguas y dos zonas bien diferenciadas por ello: la flamenca y la francófona. En cada una de las zonas, menos en Bruselas, la gente suele hablar su idioma materno y no los dos oficiales del Estado. Esto genera que en el parlamento belga haya hasta tres traducciones -el francés, el neerlandés y el alemán – y se traduzcan de forma simultánea todas las intervenciones de los diputados. En Canadá cuenta con dos zonas fruto del pasado colonial: la zona angloparlante y la francófona. En este país la vida parlamentaria y las instituciones están regidas por el bilingüismo y hay traducción desde el año 2004.
Los efectos nocivos consecuentes del ninguneo a la lengua española está provocando enfrentamientos entre los españoles y la aparición de una deriva muy mala para un gran país como es España que nos separa y nos debilita como sociedad. La Constitución, que desde el mismo preámbulo proclama la voluntad de proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones, y que en el artículo 3 expresa literalmente que el castellano es la lengua española oficial del Estado nos dice que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
Estoy a favor de pluralidad y la heterogeneidad cultural y lingüística que tenemos en España, es todo un valor; pero los idiomas deberían servir para unir y para comunicarnos entre nosotros, no para crear barreras innecesarias. El español es lo que nos une y no debería ser lo que nos separe. Es un disparate y un absurdo que en este tipo de reuniones de líderes comunitarios de un mismo país, que comparten un mismo idioma, se tengan que usar traducción simultánea; luego todos irán a comer juntos y hablarán en español.
Antonio de Miguel Antón, miembro de la asociación Democrática Ciudadana, ADC
NOTA DE LA REDACCIÓN: EL HERALDO DEL HENARES acepta el envío de cartas y artículos de opinión para ser publicados en el diario, sin que comparta necesariamente el contenido de las opiniones ajenas, que son responsabilidad única de su autor, por lo que las mismas no son corregidas ni apostilladas.
EL HERALDO DEL HENARES se reserva la posibilidad de rechazar dichos textos cuando no cumplan unos requisitos mínimos de respeto a los demás lectores o contravengan las leyes vigentes.