martes , 23 abril 2024
Fotografía de José Luis Solano Provencio

Una noche empotrados en un coche de Policía Nacional: ‘El trabajo en la noche es un 80 % más conflictivo que el realizado por el día’

El redactor de EL HERALDO DEL HENARES, José Luis Solano, ha acompañado durante buena parte de una noche de fin de semana a una patrulla de la Policía Nacional de Guadalajara (*), para conocer de primera mano el día a día de quienes tienen como cometido hacer de la capital alcarreña un sitio más tranquilo para vivir. El siguiente reportaje, vídeos y fotografías es el resultado obtenido por este periodista ‘empotrado’ en un vehículo policial en lo que se podría calificar de una noche casi tranquila.

«Guadalajara es un sitio tranquilo, sus habitantes pueden estar tranquilos. La delincuencia viene desde Madrid, una delincuencia itinerante de malhechores que vienen, cometen el delito y se van. Los delitos graves aquí no abundan».

Así define un agente de la Policía Nacional destinado en la comisaría de Guadalajara el panorama delictivo de la ciudad en la que desarrolla su trabajo, una labor que requiere un alto grado de formación y entrenamiento y, que está caracterizada por la incertidumbre que supone el salir de casa cada día sin tener ni idea de cómo se van a desarrollar la jornada o los dispositivos que hay que afrontar.

Vídeo realizado por José Luis Solano Provencio. EL HERALDO DEL HENARES

Los filtros

Entre estos dispositivos son usuales los diferentes controles realizados a fin de prevenir y poner coto a determinadas situaciones que pueden hacer peligrar la integridad de los ciudadanos.

Para conseguir esta prevención o erradicación de acciones delictivas, desde la Policía Nacional de Guadalajara se establecen ocasionalmente los filtros o controles de tráfico realizados en las entradas principales a la ciudad.

Fotografía de José Luis Solano Provencio

«Son filtros completamente aleatorios pero en los que se buscan estupefacientes, armas, y prevenir el paso de elementos terroristas o delincuentes», afirma el responsable de la operación.

«Este tipo de dispositivos se establecen periódicamente para la prevención de especialidades delictivas concretas y para hacer un poco visibilidad policial y prevenir la comisión de robos con fuerza y operaciones terroristas», añade.

La estructura del control se establece en tres fases bien diferenciadas

En primer lugar, la zona de selección, un agente se ocupa de escoger qué vehículos pueden continuar su trayecto y cuales tendrán que ser registrados, y lo hará en base a su experiencia profesional y otros criterios que tienen más que ver con lo que definen como su «olfato policial«.

Aquellos vehículos a los que, por una u otra causa, se les impida proseguir circulando pasarán a la zona de registro, un apartado en la vía donde otros agentes se ocuparán de tratar de averiguar si el vehículo es portador de algún elemento potencialmente peligroso para la seguridad pública, si ha sido sustraído y porta objetos que pudieran haberlo sido, si el conductor se encuentra bajo los efectos del alcohol o las drogas o cualquier otra circunstancia que pudiera suponer una infracción de la ley.

Armas prohibidas requisadas por la Policía Nacional. Fotografía de J.L. Solano

Tal y como afirma otro de los agentes encargados de la operación, en estos filtros «suele aparecer de todo, drogas, armas prohibidas, como navajas o bates de beisbol.  Armas de fuego aparecen alguna vez. Incluso una vez hasta paramos un vehículo en el que había objetos que se acababan de sustraer de la casa de un compañero policía que estaba de servicio en ese mismo filtro «.

La tercera parte del filtro es la llamada zona de reacción, y es la parte en la que los agentes se ocupan de detener o perseguir a aquellos vehículos que no se hayan detenido en la zona de registro, bien por despistes y nerviosismo o bien porque pretendieran darse a la fuga.

Tal y como afirman los agentes, «la mayoría de la gente afortunadamente se comporta bastante bien. No tenemos problemas con ellos. Suelen respetar bastante los controles. Pero los que son delincuentes son personas muy templadas, que les ha parado la policía muchas veces y saben como comportarse».

El filtro policial se desarrolló con toda normalidad, siendo el único incidente remarcable del mismo la inmovilización de un vehículo por estar su conductor ebrio.

«En estos casos nos vemos obligados a inmovilizar al vehículo y notificar el suceso a la Policía Local porque  nosotros no tenemos competencias en tráfico y solo podemos detener al infractor mientras se realiza el atestado. Después iremos a firmar la comparecencia, pero el resto depende de la Policía Local«, afirman los agentes.

Tras la finalización del control y ya de vuelta en la comisaría, los agentes nos muestran algunos de los objetos que han sido requisados en operativos del tipo del que se acaba de describir.

Armas blancas de diferentes aspectos y características, munición de tipos y calibres variados, armas de airsoft con apariencia completamente realista o armas de fogueo que pueden ser rectificadas hasta el punto de poder disparar proyectiles, son algunos de los objetos que fueron interceptados en vehículos.

Arma modificada intervenida en un control policial. Fotografía de J.L. Solano

Incluso un taser, o arma de electro choque que se usa para inmovilizar a personas, fue requisada en uno de los filtros realizados por la Policía Nacional en Guadalajara, un objeto cuyo uso indebido puede generar graves problemas porque, tal y como afirman en comisaría, «980.000 voltios que te meten en el cuerpo: llevar esto en un vehículo no tiene mucho sentido».

Visitando locales de ocio nocturno

De nuevo en la calle, afrontamos la segunda parte del dispositivo diseñado, que consistió en visitas a locales de ocio nocturno algunos de los cuales fueron examinados por la Policía Nacional en colaboración con la Policía Local y miembros de la Inspección de Trabajo, a fin de determinar si los empleados de dichos locales cumplen los requisitos legales exigidos para el desempeño de su labor.

En otros bares y pubs nocturnos, sin embargo, fueron exclusivamente los miembros del Cuerpo Nacional de Policía quienes se dedicaron a tratar de encontrar y corregir las infracciones que pudieran estar cometiéndose.

«La segunda parte del dispositivo consiste en la inspección de establecimientos de Guadalajara, discotecas, pubs, bares, etc. , y se busca atajar el consumo de drogas y la tenencia de armas. Solemos encontrar sustancias estupefacientes, y luego hay personas que llevan navajas u otras armas que hay que intervenir», explica uno de los agentes.

Un agente explica el operativo a EL HERALDO DEL HENARES. Imagen de J.L. Solano

Probablemente, este es el tipo de intervenciones en el que los agentes tienen que hacer un mayor uso de sus habilidades como mediadores de conflictos, las cuales también adquieren en la academia porque, tal y como admiten, » salimos no solo aprendiendo temas policiales en el sentido estricto sino también temas de psicología, sociología así como otros de ámbito social y humano.

«El trabajo en la noche es un 80 % más conflictivo que el realizado por el día, la gente por el día no es la misma que se mueve por la noche «, nos dice un agente, y en lo relativo a los locales de ocio argumenta que «los fines de semana a partir de las 4 es cuando más movimiento hay porque empiezan a cerrar los establecimientos y la gente se va al que queda abierto, y en el que queda abierto pues se junta todo; peleas no faltan».

En otras ocasiones, tal y como sucedió durante el desarrollo de esta segunda parte del operativo al que pudo asistir El Heraldo del Henares, son los propios clientes los que se encaran a los policías, a los que llegan a agredir.

«Le han dado un botellazo a un compañero. Como la gente está bebida no saben ni quien le está pidiendo la documentación se ponen violentos y terminan por agredirte. Es más habitual de lo que parece, lo de llevarse un golpe. El compañero ha tenido que ir al médico a que le curen las lesiones», explica un agente.

En estos casos, el protocolo de actuación permite el empleo de la fuerza mínima para poder detener y engrilletar al agresor que, tras haber sido reducido, será conducido a que se le realice un reconocimiento médico tras lo que, ya en dependencias policiales, se le permitirá ser visitado por su abogado y  pasará a disposición judicial.

«Es la parte más lamentable de nuestro trabajo», afirma uno de los agentes, «muchas veces tienes que llegar a un extremo muy desagradable para reducir a una persona que te está desobedeciendo, te está insultando, te está intentando pegar. Solo puedes tratar de calmarlo pero, cuando ya llega un extremo en que te pega, no te queda más remedio que reducirle con la mínima fuerza».

Habitualmente, este tipo de actuaciones suelen ser evitadas a toda costa pero cuando ocurren dan lugar a enormes malentendidos ocasionados en ocasiones por el desconocimiento de las circunstancias que las han provocado o incluso la mala intención de los detractores de la labor policial, que suelen apoyar sus argumentos en imágenes descontextualizadas que tratan de hacer virales en redes sociales.

«¿Fotos y grabaciones? Muchísimas veces, me ha pasado estando en las unidades de la intervención, por eso hay que tener muchísimo cuidado. Eso está en nuestra profesión, siempre nos van a criticar, muchas veces sin tener razón, sin saber por qué se ha actuado así», se lamenta uno de los policías que reconoce que si a raíz de una de estas actuaciones fuese denunciado, tendría que responder como persona física, siendo la administración subsidiaria.

» Este es un trabajo que por el desconocimiento quizás sea un poco complicado entender. Bajo su manera de pensar estamos fastidiándoles la salida a tomar copas, pero tienen que entender que es por su bien y por el de los demás, claro» añade el agente.

Tras el incidente, incluso tras haberse incorporado a su puesto el agente herido en el suceso descrito, el operativo continuó según lo previsto, siendo inspeccionados otros locales en los que, de uno u otro modo, se estaban cometiendo infracciones.

«Aquí había menores pero Policía Municipal solo sanciona al establecimiento si hay menores de 16. También hemos intervenido a dos personas sustancias estupefacientes, pero no han sido detenidas porque la tenencia es una infracción a la ley de seguridad ciudadana y el delito es el tráfico, aunque el código penal no sanciona a los compradores sino a los vendedores» nos explica uno de los agentes.

Además, en las inmediaciones del local en cuestión, fueron hallados dos «pollos» de cocaína, pequeños envoltorios en los que se distribuye esta sustancia, que ante la inminencia de la presencia policial fueron arrojados al suelo por su propietario.

Droga tirada en el suelo antes de que llegue la Policía Nacional. Fotografía de J.L. Solano

«La noche nunca se sabe como va a terminar»

No faltaron imprevistos durante el desarrollo de la operación, como el ocurrido en uno de los locales guadalajareños que se dedica al ocio nocturno y en el que se desencadenó una violenta pelea que hizo que la avenida del Doctor Fernández Iparraguirre tuviese que ser cortada al tráfico.

La Policía tuvo que suspender momentáneamente el desarrollo del operativo programado porque, tal y como nos explica uno de los agentes, «la noche nunca se sabe como va a terminar, a veces surge una pelea y hay que ir allí a poner paz, tratar de calmar a las partes e informarles de que pueden interponer denuncia. Hay días más tranquilos y días más movidos «.

«Si tienes un aviso de este tipo media hora de que termine tu jornada laboral te quedas. Puedes dar el relevo para que se hagan cargo pero normalmente te quedas para hacerlo bien porque eres tú el que has estado en esa intervención, aunque si la intervención no es muy complicada se hace cargo el entrante y tú te vas», finaliza el agente.

Una profesión vocacional

«Es dura esta profesión. Tiene mucho de vocacional porque tienes que aguantar mucho, la gente a veces es muy impertinente, no te comprenden, y tienes que aguantar y te dan ganas de estrujarlos, pero sabes que no lo puedes hacer; es por vocación profesional», reflexiona uno de los policías que, sin embargo, reconoce que, no tiene reparos a la hora de salir a la calle y ser reconocido como policía.

Fotografía de José Luis Solano Provencio

«¿Reparo? Yo ninguno. Llevo 33 años trabajando y ni me lo planteo. De hecho a veces te encuentras delincuentes habituales e incluso te saludan… Hay gente que tiene más reparo y de hecho llevan la cara más tapada pero aquí no hay problemas. Es un día a día que lo has interiorizado, pero tienes que estar alerta «.

» Puedes traer un carácter ya forjado pero al final la piel se te endurece. Es nuestro trabajo, el que no pueda vivir así no puede ser policía», añade su compañero.

Sin embargo, ambos reconocen que esa vocación policial les lleva a desarrollar su labor con profesionalidad y orgullo y que «a pesar de los insultos y las agresiones a que nos someten, cuando nos necesitan acudimos, aunque nos hayan provocado con anterioridad«.

«La incomprensión se lleva como una parte más de la profesión pero, cuando un ciudadano te felicita, ese agradecimiento lo sientes más, y precisamente por la incomprensión de la gente. Es algo que se lleva con mucho orgullo» corroboran.

(*) EL HERALDO DEL HENARES quiere agradecer a todos los miembros de la Comisaría de Policía Nacional de Guadalajara que participaron en este reportaje de una forma u otra por su colaboración y amabilidad a la hora de resolver cualquier duda. También quiere dar las gracias al subdelegado del Gobierno, Ángel Canales, y a su responsable de prensa, Isidro Hernández, por su gestión para que este trabajo fuera posible.

Acerca de José Luis Solano Provencio

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