viernes , 26 abril 2024
Majaelrayo. Fotografía de D. R. G.

Tu próximo viaje por la provincia de Guadalajara: Entre campos de amarilla colza y lajas de pizarra negra

         Los viajes turísticos organizados por la Ceoe-Cepyme de Guadalajara en colaboración con la Diputación de Guadalajara y la Federación Provincial de Turismo de Guadalajara tienen el innegable valor de dar a conocer el ingente patrimonio natural, arquitectónico, cultural y gastronómico de la provincia de Guadalajara a los oriundos de esta última y a los foráneos de la misma.

También, cómo no, sirven para despertar en nosotros un conjunto de sensaciones reales y de  impresiones estéticas que alimentan nuestro cuerpo físico con los mejores caldos y manjares de la provincia y elevan espiritualmente nuestra alma con un conjunto de colores, sonidos, silencios… difícilmente explicables ahora a vuela pluma.

         Quizás sea por aquello de que “la primavera la sangre altera”; pero lo cierto es que el citado viaje realizado hace unas semanas, en plena primavera resultó ser para un servidor  (y supongo que también para el resto de acompañantes) un fugaz viaje “iniciático” y pletórico de sensaciones e impresiones coloristas, de perspectivas geométricas y ángulos fotográficos; un viaje plagado de momentos de remansada paz, de fresca y ligera lluvia a lo “calabobos”, de blanquecina nieve durmiente sobre las cúspides y las laderas montañosas de la Sierra Norte (o de intermitentes y chispeantes gotas de aguanieve), de luces nocturnas artificiales reflejadas sobre las losas húmedas de pizarra negra de la Plaza de Valverde de los Arroyos, de las brumas y neblinas matinales condensadas a baja altura donde nuestros ojos son incapaces de atisbar los horizontes más lejanos, de la soledad y el silencio de los pueblos de la Arquitectura Negra de la provincia de Guadalajara que parecen surgidos de los albores épicos y oníricos de la mítica “Tierra Media” de la Madre Tierra bajo las faldas de las Sierras de Pela y de Ayllón… Todo eso y más…

Valverde de los Arroyos. Fotografía de D.R.G.

         Y no es solamente por haber vuelto a revisitar una vez más el Palacio Renacentista de Cogolludo mientras el autobús atravesaba los primeros y llanos parajes de la verde, ocre y amarillenta Campiña… Campos y más campos de cultivos de amarilla – limonera – verdosa – azufrada colza se abrían a nuestros ojos en un espectáculo colorista y pictórico (cuasi impresionista) solamente comparable a los sembrados amoratado – azulado – alilados de lavanda de los parajes briocenses o a los campos de roja sangre bermellona que forman las tupidas alfombras naturales de amapolas de la primavera tardía y del incipiente estío.

La expedición periodística en la plaza Mayor de Cogolludo. Fotografía de D. R. G.

         Que mayor placer para los sentidos que el poder practicar el enoturismo provincial (o internacional, dependiendo de donde venga el exigente o selecto o experto o sibarita visitante turístico… o, quizás, todo lo contrario que tampoco importa) en la Finca Rio Negro situada en el término municipal de Cogolludo… Viñedos sembrados a unos mil metros de altitud, una bodega ya con cierta solera e historia, un negocio familiar reconvertido turísticamente al disfrute de los buenos caldos acompañados y “tapeados” por unos suculentos cortes de embutidos ibéricos y cecinas del país.

Cogolludo. Finca Río Negro. Fotografía de David Recio Gil

         Unos parajes verdes maravillosos salpicados de idílicos animales guarnicionando la peculiar arquitectura negra de la bodega; una señalada construcción emergente de un vasto campo de viñedos como resultado de la mixtura varietal entre el clasicismo arquitectónico y serrano de la negra pizarra y las vanguardias arquitectónicas funcionales más actuales (obra del arquitecto Ángel Valdés Martínez, 2008) junto a una inmensa vivienda – casa de labranza castellana rematada por el campanario de una pequeña capilla… Hectáreas y hectáreas de nudosas parras anudadas a los alambres y a las altas y gruesas estacas de madera que forman perspectivas fotográficas cónicas que se “fugan” hacia el infinito.

         El “aire más limpio de España y el tercero del mundo” está en Campisábalos según la ONU… Ahí es nada: poder llenar los pulmones de aire puro todas las veces que queramos para poder desintoxicar y limpiar nuestros alveolos bronquiales tantas veces sometidos al castigo y tortura de la insana contaminación ambiental e industrial urbana…

Los periodistas en Campisábalos. Fotografía de David Recio Gil

Y nada mejor que acudir a este municipio para poder disfrutar de las enseñanzas de su Centro de Interpretación “El Mensario”, inaugurado el 28 de marzo de 2014, para poder hacerse una idea del románico del lugar y de las tradiciones etnográficas de la zona. Y visitar el “mensario” a modo de caléndulas o calendario agrícola de la época de la iglesia románica de San Bartolomé (siglo XII)…

Campisábalos. Iglesia de San Bartolomé. Fotografía de D.R.G.

Pero no solo eso: arte rupestre postpaleolítico y las huellas dejadas por los otroras celtíberos, romanos, visigodos… son palpables en los estratos geológicos de esta comarca.

         Cantalojas y su Hayedo de la Tejera Negra. Y su Centro de Interpretación. Lo mejor es venir a visitar el hayedo más grande y meridional de Europa (mientras no se diga lo contrario) en la estación otoñal… Una inconmensurable gama de amarillos, ocres y rojizos colores pueblan las hojas de las hayas durante esta época. Una sinfonía visual de sensuales colores y  húmedos olores a tierra mojada y a hojarasca salpicada de gotas de rocío pueblan los caminos, veredas, arroyos… enfoscados por los troncos y las ramas de las hayas. Y de vez en cuando alguna antigua paridera o cobertizo de pizarra negra cercada nos recuerdan en qué lugar estamos y adonde caminamos.

Visita al Centro de Interpretación del Hayedo de Tejera Negra. Imagen de David Recio

         Valverde de los Arroyos, Campillo de Ranas, Campillejo y Majaelrayo son algunos de los “pueblos negros” más emblemáticos situados en las faldas de la Sierra Norte. Contemplar estos pueblos a la luz de la luna, caminar por las húmedas lajas de pizarra mojadas por la ligera lluvia o contemplarlos bajo una tupida alfombra blanquecina de blanca y brillante nieve es un inolvidable e inabarcable espectáculo sensorial para nuestros, a veces, enturbados sentidos…

Placa de información turística en Campillejo. Fotografía de D. R. G.

Subir (y bajar) hasta (desde) la Chorrera de Despeñalagua a pocos kilómetros de Valverde de los Arroyos en ruta de escalada hacia el Pico Ocejón serpenteando (en ocasiones) caminos pedregosos y regados por el agua chorreante y circulante bajo nuestros pies es una experiencia difícil de olvidar.

Chorrera de Despeñalagua. Fotografía de Julio Real González

         Practicar el noble arte de la fotografía artística y documental en cualquiera de los pueblos de la denominada Arquitectura Negra es un placer tanto para los fotógrafos profesionales turísticos como para los neófitos aficionados. Exquisitos y angulosos planos de casas, plazas, calles, iglesias… adornadas de coloridas flores y plantas, mil y un detalles insertados entre las piedras de las casas de pizarra negra (cruces blancas, ventanas, puertas de diferentes texturas y colores, elementos mobiliarios diversos…) producen contrapuntos visuales pictóricos entre una extensa gama de colores negros y blancos, verdes y rojos, amarillos y azules…

Edificación tradicional en Campillo de Ranas. Fotografía de D. R. G.

         Musgos grisáceo – verdosos se acumulan encima de piedras junto a paredes de casas y jardines…; cualquier objeto moderno (una carretilla, una maceta, las cuerdas de un tendedero de ropa, un adorno en el alféizar de una ventana…) crean interesantes contrapuntos estilísticos y de composición para los amantes de la estética pictórica y fotográfica…

          En suma, pueblos que parecen emerger de los sedimentos basálticos negros más antiguos de la época magmática del planeta, calles y casas que parecieron quedarse anclados en algún lugar mítico de la alta y lejana Edad Media, paisajes naturales y urbanos que parecen  emergidos  de  otro tiempo y de otro lugar…; perdidos en el espacio y en el tiempo cual vaga ensoñación de una mítica civilización desaparecida bajo el lodo y el polvo secular del tiempo.

Iglesia de Campillejo. Fotografía de David Recio Gil

         Y Tamajón, puerta de entrada a la Arquitectura Negra, con su maravillosa Ermita dedicada a la Virgen de los Enebrales… y su “mágica y “enigmática” Ciudad Encantada… Monumentos naturales horadados en la roca arenisco – caliza por la acción de las erosionantes aguas fluviales a lo largo de miles y miles de años… flanqueando cual muralla calcárea a la citada ermita por un lado y al municipio de Tamajón por otro… Caprichosas figuras y oquedades geométricas que estimulan nuestra imaginación y que nos hacen ver (y sentir) las maravillosas y/o casuales formas zoomórficas o antropomórficas de nuestros más remotos y ancestrales sueños.

Tamajón. Ciudad Encantada. Fotografía de D.R.G.

         Y de aquí, a un paso, Guadalajara capital de la Alcarria. Siempre habrá otra ocasión para volver a esta maravillosa provincia tan conocida para unos y tan desconocida para otros. 

Acerca de El Heraldo del Henares

Diario digital de Guadalajara y el Corredor del Henares fundado en 2009.

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