viernes , 26 abril 2024

Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo’

La celebración de la Solemnidad de la Santísima Trinidad es una oportunidad para que todos los cristianos nos paremos a contemplar y adorar el misterio supremo de nuestra fe, asumiendo con gozo que, por medio del sacramento del bautismo, todos hemos sido constituidos hijos del Padre, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo.

En este día, la Iglesia celebra también la jornada “pro orantibus”, es decir, el día en que los bautizados somos invitados de un modo especial a dar gracias a Dios por aquellos hermanos y hermanas que, desde el silencio y el trabajo, oran en sus monasterios por nosotros y por las necesidades del mundo, recordándonos con su testimonio que Dios es lo único necesario y que hemos de buscar su rostro para heredar la vida eterna.

Este año, como consecuencia de la pandemia, que ha afectado a millones de personas en el mundo entero, muchos contemplativos no han quedado exentos del contagio del virus. En bastantes monasterios, los monjes y monjas han vivido y siguen viviendo aún con profundo dolor la enfermedad de sus miembros y la muerte de alguno de ellos.

En medio del dolor y del sufrimiento compartido, los contemplativos no se han olvidado ni de Dios ni del mundo; han permanecido muy atentos a la voz de Dios y al grito dolorido de tantos hermanos que llamaban a sus puertas o al teléfono de sus monasterios solicitando oraciones para hacer frente a sus miedos, para encontrar fuerza en medio de la debilidad y para afrontar el futuro con esperanza.

Sin duda, todos vamos a necesitar un tiempo para asimilar las dificultades y los sufrimientos vividos durante este largo año de pandemia, para revisar los fundamentos sobre los que sustentábamos nuestra existencia y para afrontar los problemas del futuro con esperanza y solidaridad. La rápida propagación del virus en el mundo y las dificultades sanitarias para hacerle frente nos han permitido descubrir que no somos dioses y que los avances de la ciencia no resuelven todos los problemas de la existencia.

Atilano Rodríguez

Además de palpar cada día que estamos de paso por esta tierra, hemos descubierto que el mundo está necesitado de verdad, de justicia y de esperanza. Cuando todos los apoyos humanos se vienen por tierra, sentimos la necesidad de sustentar nuestra existencia en Dios, preguntándonos por el sentido de nuestro quehacer y buscando respuestas a las preguntas que no nos hacemos cuando nos sonríe la vida y el bienestar.

En comunión con los contemplativos, pidamos a Dios que aleje de nosotros la pandemia, derrame el don de la paz en nuestros corazones, eleve nuestra esperanza y suscite abundantes vocaciones a la vida contemplativa para que, desde el silencio, la oración y el sacrificio diario, nos enseñen a centrar la mirada del corazón en Dios.

Con mi sincero afecto, feliz día de la Santísima Trinidad.

Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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