martes , 19 marzo 2024

Fiat 124 1.4 140 CV: amor a primera vista

Así de fácil. Solo con verlo te invaden unas ganas irrefrenables de que sus asientos te abracen y te transporten a un mundo solo disponible para unos cuantos. El placer de conducir un coche como el Fiat 124 difícilmente se nos va a olvidar. Dejemos de lado las prestaciones, el frío con la capota levantada, el ruido del viento chocando contra nuestra cara y solo pensemos en una cosa: disfrutar del momento.

Esto es lo que debemos hacer una vez nos hemos sentado en el Spyder y nos aventuramos a devorar kilómetros por nuestras carreteras de montaña. Y es que es aquí donde más vamos a disfrutar. No es necesario sobrepasar las velocidades legales, no es necesario exprimir el 1.4 turbo, no es necesario buscar el límite de chasis y suspensiones, tan solo necesitamos evadirnos y concentrarnos en manejar la caja de cambios manual de 6 velocidades y disfrutar de las curvas y el paisaje. Amor a primera vista.

Volviendo al pasado

En un alarde de inteligencia, Fiat ha desestimado la opción de diseñar un coche totalmente nuevo con todo los gastos y riesgos que esto supone. Su idea desde el primer momento era rememorar el anterior modelo, que en su primera época tenía una referencia, el Lotus Elan. Curiosamente Mazda, con el MX5 también quiso recordar este modelo y  por ello, ambas marcas llegaron a un acuerdo y los japoneses se pusieron a fabricar un hermano del MX5 para Fiat.

Haciendo un poco de historia, los italianos fabricaron durante 20 años el mítico 124 Spyder, entre 1965 y 1985 concretamente, sin apenas variaciones estéticas, señal de que el diseño original hecho por el mago Pinninfarina era una apuesta segura. El éxito estuvo asegurado desde el primer momento no solo por su imponente y bonita estética, sino también por unos buenos motores que aportaban un buen bagaje de sensaciones deportivas.

Sensaciones

Una vez conocido el exitoso pasado del 124 Spyder, vamos a descubrir todo lo que nos puede ofrecer este amor a primera vista. Poco más de 1.000 kilos para un motor turbo de 1.4 con un cambio manual de 6 velocidades le convierten en la mejor opción de deportivo descapotable gracias a su excelente relación imagen/precio/prestaciones. Un luminoso color blanco combinado con una tapicería color tabaco, el techo escondido en tan solo varios segundos, un sonido embriagador y una soleada tarde primaveral… Poco más se puede pedir…

¡¡¡¡Síiiiii!!!! Que las sensaciones sean buenas… Y así son, dirección con un tacto muy directo y rápido, relaciones de cambio cortitas en las primeras marchas que permiten mantener el régimen de giro en la zona buena, frenos que frenan de verdad y una propulsión trasera que permite jugar con la conducción.

Vamos a la realidad y en primer lugar nos adentramos en una autovía. Circulamos con la capota puesta y si mantenemos las velocidades legales el ruido aerodinámico es perfectamente soportable y podemos mantener una conversación con nuestro copiloto sin tener que afinar el oído ni levantar la voz. Desde luego, aunque aprueba esta asignatura de la autovía, no es su hábitat.

Tras unos cuantos kilómetros por esta vía, observando que su consumo es bastante equilibrado, nos disponemos a buscar una carretera secundaria, en buen estado, con curvas y con la temperatura ideal para quitar la capota y disfrutar del cielo azul como techo. ¿Se harán realidad nuestras expectativas? Vamos a ello. Fuera capota en solo tres segundos. Gorra, gafas de sol y ganas de disfrutar… Engranamos las primeras velocidades y se suceden las curvas con alegría. En un principio apetece jugar con el cambio, buscando la zona “buena” del motor, pero muy rápido observas que no es necesario. La sensación es que hay muchos más caballos debajo ya que el motor está muy lleno en toda la banda y te saca sin dilación de cualquier curva sin tener que estar exprimiéndole. Las expectativas se han cumplido, incluso han mejorado. Buena carretera, buen motor, chasis frenos y suspensiones intachables… y la inigualable sensación de escuchar al pequeño 1.4 mezclado con la brisa… combinación perfecta.

Seguro que hay aficionados que echaran pestes de este modelo y que no les gustará nada el Spyder, pero os puedo asegurar, que a mí, y a todos los que han tenido la oportunidad de montarse conmigo durante la prueba, les ha encantado.

En esta prueba hemos empezado al contrario. Siempre suelo hablar del habitáculo y de los opcionales del interior en las primeras líneas, pero este coche es distinto. Me ha llenado desde siempre y, tengo que ser sincero, me vuelve loco. Tal vez haya sido por las ganas de salir a la carretera a probarlo e intentar transmitiros muchas sensaciones y con mucha prisa… así que, ahora le toca al interior.

Como comenté al principio, unos inmaculados asientos de cuero en color tabaco me estaban esperando con los brazos abiertos. Cómodos y con una posición baja de auténtico deportivo se antojan ideales para este coche. El túnel de transmisión deja la palanca de cambios colocada en una posición elevada y de fácil acceso, así como a la palanca del freno de mano, como las de toda la vida, tirando y levantando.

Llenando el hueco del túnel de transmisión, tenemos un hueco portaobjetos con tapa y la ruleta, ya común en muchas marcas de coches, con la que manejamos todas las opciones que ofrece la pantalla, navegador, sonido, etc… La pantalla LCD preside la consola central, dejando espacio entre las tres ruedas del climatizador para las toberas de ventilación.

Si habéis leído toda la prueba, ya sabréis cual es mi conclusión. Tendría uno aparcado en el garaje… pero claro, hay que ser realista y también tiene algunos inconvenientes…. Si tienes que viajar con familia, evidentemente no es tu coche, pero, al igual que en muchas casas tenemos el coche familiar y una moto con la que salir a dar una vuelta el fin de semana… no estaría mal cambiarla por este Fiat 124 Spider y salir a curvear con él fin el fin de semana…. y ¡¡¡¡cuando nos dejen!!!!!

Acerca de José Andrés Merino

Fotógrafo y redactor motor. Pruebas y noticias del mundo del motor…

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