jueves , 28 marzo 2024

«Ver el futuro». El juego termina en 2 minutos.

        Después de las imágenes de las colas y el atasco en el Everest, el locutor comentaba  «es la temporada más negra de la montaña, con 11 muertos, sin accidentes ni avalanchas» . Y a continuación -mientras tomábamos algo- escuchamos que se decía que «España se la juega»,  que «la Unión Europea está en juego»,  y… que «nos jugamos el futuro». Entonces comenzamos a charlar entre nosotros.

Rubén: ¿Dónde se juega?, ¿Cuánto tiempo hay para jugar y contra quien?

Nacho: ¡Otro que no se entera! Ja ja ja.

Rubén: ¿He dicho algo raro, Nacho? ¿Por qué me miráis así?

Nacho:  Jo, pues porque  el locutor no hablaba de un partido.

Rubén: Cierto, era de «un juego». Pero juegos hay muchos. Eso me interesa  y por eso he preguntado. ¿Tú sabes, algo?

Nacho: No mucho, creo que se refería a la política.

Rubén: Pero quienes escalan el Everest también se la juegan; y tal vez no sea un juego, porque en el descenso, sin avalanchas, han muerto11. La  montaña alta y blanca se cubre de negro.

Nacho: Y de basura. ¡Acaso no estaban preparados!  

Rubén: Es posible. Tal vez solo es una «rica» aventura, o una aventura de ricos, sin pensar las consecuencias. Pero me interesa  saber  que quienes dicen que «nos jugamos el futuro», nos incluyen a ti y a mí.  Quiero saber, dónde  y  cuánto tiempo abarca ese futuro, porque ni tu ni yo somos políticos, ya que si lo fuéramos sabríamos que la aventura sería para 4 años.

Profe- Perfecto. Si me permitís… creo Rubén que tienes razón en tu argumento, porque solo hay dos juegos en los que el tiempo es importante. Pero el tiempo no existe.

Rubén:  ¡Gracias Profe! Tal vez no lo he entendido bien, o eso me intriga aún más.

Nacho: Y a mí. ¿Puede aclararnos algo de los dos juegos y lo del tiempo?

Profe: ¡Claro! El primero es un juego japonés, conocido como Xenoblade. Un juego de  exploración, estrategia y ataque, en un mundo enorme con cinco continentes. Tiene una curiosa novedad, en alguna fase, el jugador puede «ver algo», de lo que va a pasar. Es como una ventana de «visiones o atisbos» del futuro. Según lo que vea, puede tratar de reaccionar, cambiar y evitar que sucedan esas » premoniciones» si no le gustan. Además, tiene funciones «para ahorrar tiempo». Puede acortar la función del ciclo «días y noches»; en lugar de dejar que trascurran normalmente, pueden modificarlos a su antojo «dando cuerda al reloj» para atravesar el espacio.

Rubén: Muy interesante. Pero…me deja asombrado con el Xenoblade…

Profe: Hombre Rubén, los profe, aunque poco, no tenemos por qué saber solo de matemáticas…

Nacho:  ¡Pues claro! Y ¿el otro juego en el que interviene el tiempo?

Profe: El otro es más serio. En realidad no es un juego. Es la vida. El tiempo no existe, pero todos tenemos un reloj. Un grupo de sabios se han reunido no hace mucho, para «adelantar un famoso reloj», y al ponerlo en hora nos han dicho que «queda poco tiempo».

Rubén: Y ¿qué hora señala?    

Profe:  Los Científicos Atómicos, han colocado las manecillas del Reloj a las 11:58  P.M.

Nacho:  ¡ Qué raro! ¿Tiene algún nombre ese reloj?

Profe: No es un reloj de sol, tampoco un reloj de agua, ni de arena, no es astronómico, no se da cuerda, ni siquiera es automático, es simplemente manual y simbólico. Se creó en los años 40.  Y se ha movido poco. La última vez que un grupo de científicos y académicos, -de ellos 15 premios Nobel- le pusieron en hora, en 2018, marcaba las 11:58 p.m.,  es decir, a solo 2 minutos para la simbólica medianoche. Desde entonces, el minutero no se ha movido.

Rubén: Si no se ha movido, estará estropeado o a los sabios no les interesa arreglarlo. En cualquier caso, ¿nos tiene que importar a nosotros ese reloj y la hora que marque?

Profe: ¡Mucho! «El hecho de que las manecillas del Reloj no hayan cambiado es una mala noticia», ha dicho  Rober Rosner. Seguro que habéis oído hablar de ese famoso Reloj.

Nacho: ¡Ni idea!

Rubén:  Yo tampoco. Algo costoso tiene que ser si lo maneja gente tan importante.

Profe:  No. El Reloj no es materialmente costoso. Tampoco es importante por quienes lo manejan; es importante por la hora que señala, que debe tomarse «como una advertencia severa para los líderes y los ciudadanos de todo el mundo«. Le llamanReloj del Fin del Mundo, Reloj del Juicio Final o Reloj del Apocalipsis. Según eso faltarían solo 2 minutos para la Media Noche Final o Fatal.  Así que esos 2 minutos, -que en nuestra mente es poco tiempo, nos permiten «ver el futuro» y analizarlo para poder afrontarlo. Si seguimos jugando sin  cambiar, vamos al desastre. Al  hacer que «lo veamos», como en el juego  japonés, podemos ahorrar tiempo y… cambiar la estrategia. ¡Deberíamos hacerlo!

Nacho: ¿Y cómo «ven» los sabios el futuro desde esos 2 minutos?

Profe: Igual que vosotros, bastante negro. Señalan el tiempo que queda para que la Humanidad tome consciencia de cómo estamos y cambiar si queremos salvar el Planeta. Lo ven «Con considerable preocupación fijamos la hora del Reloj del Apocalipsis y ofrecemos una súplica para devolverlo«. Ellos tienen observadores que ven varias amenazas simultaneas: armas nucleares, armas biológicas letales, cambio climático, amenazas tecnológicas o ciberataques, contaminación, desinformación y noticias falsas (fake news), colapso económico y sanitario a nivel mundial. Eso, a pesar de reconocer la verdad  de que estamos viviendo posiblemente el momento más importante de la evolución de la Humanidad debido a los avances científicos se podría mejorar la vida de todos.  Por contra, es también el momento más crucial: debido a la acción humana sobre el cambio climático y las nuevas tecnologías, -tan poderosas y difíciles de regular-, la Humanidad es más vulnerable que nunca. La inteligencia artificial ayuda, pero también puede volverse peligrosa, y, esos 2 minutos son cruciales para la supervivencia, total o parcial, de los humanos. Máxime, cuando ni los ciudadanos, ni los políticos, ni los gobernantes, nos ponemos de acuerdo siquiera en lo más básico: el peligro. En 40 años la Humanidad  exterminó al 60% de los animales de la Tierra.Luego, si esa cadena de especies desaparece, estamos poniendo en peligro nuestro soporte vital.

Rubén:  ¡Es casi una súplica, para que se tome la situación en serio!  Pero, ¡suena alarmista!

Profe: ¿Son alarmistas las banderas rojas en las playas? ¡No! Son un aviso. El peligro está en no hacerles caso. Después de Hawking, uno de los astrofísicos más importantes de las últimas décadas, el también inglés, Martin Rees, hace 16 años, publicó Nuestra hora final, en la que predecía que la Humanidad tenía un 50% de extinguirse en el siglo XXI. ¿Es alarmista? Fíjate,   «Si hubiera una disminución del 60% en la población humana, eso sería equivalente a vaciar a América del Norte, América del Sur, África, Europa, China y Oceanía. Esa es la escala de lo que hemos hecho «, dijo Mike Barrett, director ejecutivo de ciencia y conservación en WWF. 

 Nacho:  En ese caso, tal vez sí sea realista. Pero no veo a los gobiernos, ni a las autoridades, ni a la gente en general, tomar medidas, ni tomar conciencia, ni hablar del problema. Si excluimos las limitaciones de velocidad y cobrar las bolsas de  plástico, nada. Parece que se toman a broma las predicciones y lo de los 2 minutos. Entonces. ¿no hay escapatoria?

Profe:  Efectivamente, la Humanidad no está preparada, porque no somos conscientes. La Consciencia, es la capacidad del ser humano para reconocer la realidad y a sí mismo en ella. «Estamos caminando dormidos hacia el borde de un acantilado» (M. Barrett). Los políticos no suelen hablar de lo que no da votos o pueda poner en peligro su reelección. Por eso el filósofo francés, Jean d´Ormesson, dice que estamos viviendo en una «ineptocracia«. Por primera vez, en la vida del Planeta Tierra,  una especie, la humana, tiene en sus manos el futuro de todas las especies, incluida la suya. Los científicos han lanzado ya varias ALERTAS del peligro. La ONU, volvió a recordar el 6/5 en París, que 1 millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción debido a la sobreexplotación de recursos terrestres y marinos. Y alertó de que podría poner en peligro la propia supervivencia humana.

Rubén: Preguntaba Nacho antes si hay alguna escapatoria a este desastre, y con razón. Yo creo que «el abismo» entre lo que hacemos y lo que deberíamos hacer se agranda cada día.

Profe: Cierto. Pero, decía la bailarina Sara Baras, que «en el riesgo está la oportunidad de reinventarse«. Hay que ser consciente, y «reinventarnos».  Es posible que tengamos que emigrar y salir de este Planeta antes de 100 años, como decía Hawking.  Pero eso no será fácil, ni siquiera es posible para todos. «Es más fácil arreglar el cambio climático que conquistar Marte, cuya atmósfera es infinitamente más hostil que el Polo Sur o la cima del Everest» (M. Rees). Los niños y los jóvenes, han comenzado a tomar conciencia del cambio climático y  los plásticos. Greta Thumberg  es muy activa, y clara. No quieren ver ni un plástico más en el mar, y que «no nos roben el futuro en este planeta». (Ver vídeo)

Nacho: Profe, vayamos a lo práctico: ¿por dónde empezamos?

Profe:  Primero, ser conscientes de que el problema es muy grave. El mayor peligro es no creer que hay un peligro y que nos atañe a todos. El segundo es, no hacer nada, por pasotismo o por la costumbre de procrastinar. El tercero, los 2 minutos, es decir, vamos contra reloj, y nunca mejor dicho. Que nadie olvide que recuperar todo lo que ya se ha destruido, tardaría siglos según los expertos. Dicen que ya han nacido la persona o personas que saldrán de la Tierra, rumbo a algún lugar del Universo. Eso exige usar la ciencia y los demás logros, para que algunos humanos sobrevivan en algún lugar del universo.

Rubén: ¡Menuda aventura! Una última pregunta, ¿todo depende de nosotros?

Profe:  Sí y no. Nosotros somos más de lo que vemos. El Planeta no nos pertenece. Nosotros pertenecemos al Planeta. Todo depende de nosotros, pero no solo de nosotros. Hay una ecología del espíritu sin descubrir.  «La ecología lleva a escuchar el lenguaje de la naturaleza, creada por Dios y a dar una respuesta coherente con este lenguaje … hay una ecología del alma». (http://civica.com.es/religion/la-ecologia-del-alma/). Los sabios a lo largo de la historia nos han demostrado que nuestros pensamientos, palabras, sonidos y oraciones, dirigidos al agua, a los alimentos, o situaciones concretas, influyen en ellos y los transforman. Seguro que alguno de vosotros recuerda las vibraciones positivas o negativas en los experimentos sobre el agua del japonés Masaru Emoto. El dice: «La Madre Naturaleza es la raíz de todo. Todo aquello que sintoniza con la Madre Naturaleza, se manifiesta como una estructura hexagonal preciosa, en cambio todo lo que no sintoniza con ella, produce cristales deformados o ningún cristal».

          Así que no es utopía afanarnos en construir un mundo nuevo, que puedan  disfrutar las generaciones futuras. Por eso vamos a añadir un toque de esperanza y de poesía, como hacemos con los niños:  «Te estoy tejiendo un par de alas. Sé que te irás cuando termine… pero no soporto verte sin volar» (Andrés Castura-Micher).

José Manuel Belmonte

Acerca de José Manuel Belmonte

Soy un ciudadano del mundo observador y caminante. La Vida, la Naturaleza y la Humanidad, pero sobretodo el corazón del hombre son una fuente inagotable de sorpresas. De eso escribo…

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