jueves , 28 marzo 2024

Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘Cuaresma 2023’

Un año más, la Iglesia nos invita a iniciar el tiempo litúrgico de la Cuaresma con el signo exterior de la ceniza y con la llamada a la conversión: “Convertíos y creed en el Evangelio”. Este tiempo de preparación espiritual para la celebración de la Pascua, centro del año litúrgico y de toda la vida cristiana, nos ofrece la posibilidad de dar gracias a Dios por el don de la fe y de avanzar en el seguimiento de Jesucristo.

La palabra de Dios, durante los cuarenta días de peregrinación hacia la Pascua, nos invitará a poner la mirada del corazón en Jesucristo. Él nos revelará y mostrará el rostro misericordioso del Padre, ayudándonos a descubrir su presencia en cada ser humano, especialmente en los más necesitados. De este modo, podremos superar las indiferencias y vencer las tentaciones, amando a los demás como verdaderos hermanos.

La escucha meditativa de la palabra de Dios, además de recordarnos que somos limitados, pecadores y necesitados de conversión, nos dirá también que la conquista del éxito, la búsqueda de las comodidades materiales y la obsesión por el prestigio, cuando excluyen al Dios de la vida, no pueden ofrecer la felicidad y la alegría al ser humano. La única alegría que colma las aspiraciones del corazón humano es la que procede de Dios, pues todos estamos necesitados de una alegría infinita. Ni las dificultades del momento ni las preocupaciones diarias podrán apagar la alegría que nace de la amistad con Dios.

El mismo Dios, que siempre nos ama primero, es decir, antes que nosotros le amemos a él, es también quien nos precede en el camino de la vida y prepara nuestro corazón para dar el paso de la conversión, acompañando nuestros esfuerzos personales hasta llegar a la plena adhesión a su proyecto de salvación. De este modo, la conversión personal exige que nos dejemos conquistar por el Señor para volver al Padre en comunión con él.

En los primeros tiempos de la Iglesia, la Cuaresma tenía el sentido de un itinerario bautismal y era una ayuda para mantener viva la conciencia de que el cristiano no lo es por el simple hecho de estar bautizado. El Señor nos convoca cada día para hacernos nuevamente cristianos, es decir, para que permanezcamos en el camino del seguimiento del Maestro y renovemos nuestra respuesta positiva a sus constantes llamadas.

Atilano Rodríguez

En este sentido, la llamada a la conversión por parte de Dios es un impulso interior a fiarnos nuevamente de él, a regresar a la casa paterna para abandonarnos en sus brazos amorosos. Por esto, la Iglesia nos recordará insistentemente que la conversión, ante todo, es un don, una gracia, que hemos de pedir y acoger, porque así podremos abrir nuestra mente y corazón a la infinita bondad y santidad de nuestro Dios. Solo él puede purificarnos de nuestros pecados y devolvernos la alegría de su salvación.

Con mi bendición, feliz tiempo cuaresmal.

Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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