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‘The knight of the burning pestle’, de Francis Beaumont: «Deslumbrante ejercicio metateatral»

Gracias al ciclo “Una mirada al mundo” que programa cada temporada el Centro Dramático Nacional, uno tiene la posibilidad, sin salir de casa, de echar una ojeada al teatro que se hace allende nuestras fronteras. Aunque se trata de un número reducido de espectáculos, esta iniciativa -que debemos a Ernesto Caballero, ya en la puerta de salida de la dirección del CDN- permite ver lo que se cuece fuera y disponer de elementos de comparación para valorar el nivel de innovación y de calidad artística de las producciones propias.

Dentro de ese ciclo se enmarca el espectáculo que comentamos, la versión de The Knight of de burning pestle de Francis Beaumont (1584-1616) que han realizado Declan Donnellan y Kick Ormerod para la compañía del Teatro Pushkin de Moscú y con dirección del propio Declan Donnellan, creador y factótum de la prestigiosa Cheek by Jowl (una de las formaciones británicas de mayor raigambre en la defensa y conservación del legado shakespeariano).

Se trata de una divertidísima e ingeniosa comedia metateatral que se presenta como una sátira de las convenciones teatrales de la época del autor, mostrando, a la vez, los extremos de absurdo a los que podía llegar la disparidad de criterio entre ese “canon” teatral y las demandas del público que asistía a los espectáculos, cada vez más ávido de disparatadas aventuras y lances amorosos sobre el escenario. Pero más allá de ese objetivo evidente, creo que el montaje destila una reflexión de fondo sobre el teatro mismo. Pirandelliana “avant la lettre”, la pieza nos retrotrae al problema de la representación, al papel del actor y su vivencia del personaje (la paradoja del comediante, que nos diría Diderot), a la cuestión de la verosimilitud y de llamado “pacto ficcional”, basado en la credulidad de los espectadores, y de cómo éstos, en determinadas condiciones pueden romper los términos del acuerdo y hacer que la obra descarrile o discurra por insospechados derroteros

He aquí, en síntesis, el argumento. Un tendero, su mujer y un criado acuden al teatro. La compañía está representando una convencional comedia de enredo titulada The London merchant (El mercader de Londres). A nuestro tendero y a su mujer no parece gustarles la idea de que se esté satirizando a su propia clase delante de sus narices, así que irrumpen en el escenario y se convierten en censores del espectáculo. Interrumpen constantemente la representación con impertinentes comentarios sobre lo aburrido de la trama y sobre el comportamiento de los personajes y terminan forzando al director/presentador a introducir un personaje nuevo, un caballero, llamado a protagonizar fabulosas aventuras. Esté vendrá a ser un quijotesco “Caballero de la Maza Ardiente” (The Knight of the Burning Pestle del título), papel del que se hará cargo el criado de los susodichos, Rafe, un perfecto bobo de más que sobrado entusiasmo y que se cree dotado de talento para construir frases ingeniosas. La presencia de Rafe con sus ínfulas de protagonismo y las constantes interrupciones de los tenderos (magnífico trabajo de Alexander Feklistov y Agrippina Steklova), obligan al resto del elenco a improvisar continuamente para hacer que su propia historia avance y poder llegar por fin al esperado y descacharrante desenlace.

Por el camino nos han ido dejando escenas memorables donde los actores entran y salen de sus personajes desdoblándose en personalidades distintas y adaptándose, por tanto, a exigencias y requerimientos diferentes, por lo general más próximos a una interpretación naturalista en tanto que “actores” y más próxima a los patrones de la farsa en tanto que “personajes”, llevándose la palma en este sentido la incauta mosquita muerta Luce (Anna Vardevanian) o el afeminado petimetre Humphrey (Andrei Kuzichev) pretendiente favorito de Venturewell para desposar a su hija Luce.

El solapamiento de las dos tramas y su interdependencia hasta llegar simultáneamente al clímax constituye todo un ejercicio de virtuosismo constructivo y nos depara situaciones verdaderamente hilarantes y un colofón explosivo con la llegada, por fin, de nuestro bizarro caballero al reino de Moldavia, dispuesto a no dejar títere con cabeza para salvaguardar la honorabilidad de la menesterosa señora Merrithouht (Anna Karmakova). Y no sabría que ponderar más, si la teatralidad exuberante del melodramático desenlace, la sencilla, versátil y sugerente puesta en escena, el endiablado ritmo de la acción, o la pericia con la que el director y el elenco al completo modulan sus recursos -inagotables- para la comicidad, el sarcasmo o la parodia.

En fin, una divertidísima, inspirada y genuina lección de teatro que el auditorio integrado en su mayoría por teatreros premió con un sonoro y prolongado aplauso.

Gordon Craig, 27-IV-2019

Ficha técnico artística:

Autor: Francis Beaumont

Dramaturgia de Declan Donnellan y Nick Ormerod.

Con: Kirill Chermyshenko, Alexander Feklistov, Anna Karmakova, Danila Kazakov, Andrei Kuzichev, Sergei Miller, Alexei Rakhmanov, Nazar Safonov, Kirill Sbitnev, Agrippina Steklova y Anna Vardevanian.

Escenografía: Nick Ormerod.

Iluminación: Alexander Sivaev.

Dirección: Declan Donnellan..

 Madrid. Teatro María Guerrero

24 – 28de abril de 2019.

Acerca de Gordon Craig

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