martes , 23 abril 2024

Castelar, Séneca, Rojo, Simón…, machismos y comisiones de investigación

España ha tenido grandísimos oradores. Curiosamente, la mayoría, entre mediados del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, cuando el acceso a la lectura y a la educación universal era una utopía que apenas unos pocos políticos liberales perseguían y que solo unos pocos privilegiados disfrutaban. En esta nómina de grandes disertadores, independientemente de su orientación política o ideológica, podríamos destacar a Pi i Margall, Emilio Castelar, Antonio Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta, Antonio Maura, Manuel Azaña, José Ortega y Gasset, José Antonio Primo de Rivera, Niceto Alcalá Zamora, José Calvo Sotelo, José María Gil Robles, Fernando Varela…

Sin embargo, nos quedamos con Castelar, el que fuera cuarto presidente en los apenas 22 meses que duró la Primera Republica española. Para muchos está considerado como el más brillante orador del parlamentarismo español, aunque el escritor e historiador Agustín Sánchez Andrés ajusta dicho título al siglo XIX.

Este gaditano, en su último día como presidente de la primera aventura republicana española, realizó ante las Cortes uno de los más famosos discursos de nuestra historia, ‘Sobre las causas de la quiebra de la República’. Allí, el 2 de enero de 1874, horas antes de perder una moción de confianza y de que el general Pavía entrase a tiros en el Congreso para restituirlo en el cargo, algo que nunca aceptó, en el estrado, ante las diatribas de una prensa monárquica que anhelaba el regreso de los Borbones y que lo caricaturizaba con crueldad en sus columnas de opinión y tiras cómicas, defendió el derecho a la crítica porque ‘los Bautistas y los profetas están destinados a ser bendecidos, y los que gobiernan están condenados a ser maldecidos, teniendo que aceptar noble y virilmente esa maldición’.

Caricatura de Emilio Castelar, de T. Padró Pedret, publicada en La Madeja Política en noviembre de 1873

Eran otros tiempos. Ahora son maldecidos los bautistas y los profetas y, con dinero público, desde la prensa, monárquica o republicana, se bendice a los que gobiernan, aunque estos no farfullen otra cosa que esa cloaca de groseras invectivas, que tan bien dibujó Edgar Alan Poe en su personaje Dupin mientras investigaba el crimen de Marie Rogêt.

En el último pleno celebrado en el Ayuntamiento de Guadalajara, el grupo municipal de Vox solicitó la creación de una Comisión Especial de Investigación sobre el Proyecto de Actuación Urbanística del Sector SNP-07 “Ampliación de El Ruiseñor”. Su portavoz, Antonio de Miguel, desgranó los motivos, que se resumían básicamente en que unos pocos se enriquecen y otros muchos se empobrecen. Nada nuevo bajo el sol desde que el mundo es mundo.

Primera piedra del polígono El Ruiseñor el 24 de abril de 2009

Este proyecto, que se inició durante el mandato del alcalde socialista Jesús Alique (2003-2007), tuvo su primera fotografía oficial el 29 de abril de 2009, cuando, ya con Antonio Román en la Alcaldía, PP, el presidente de la Junta, el también socialista José María Barreda, colocaba la ‘primera piedra’. En principio, en poco más de 15 a18 meses se iba a convertir en el polígono más grande de la ciudad. Han pasado 12 años…

Por el camino, numerosos pequeños propietarios que prefirieron seguir al frente de sus parcelas, se arruinaron por mor de una ley que permite seguir adelante con las urbanizaciones aunque no hayan accedido a formar parte del proyecto. Vox quería saber, quería conocer qué había pasado para que después de todos estos años: «Sacar a la luz pública los chantajes, engaños, persecuciones, las expropiaciones y certificaciones irregulares, los abusos por parte de la agrupación urbanística y si hubo, presuntamente, prevaricación urbanística y política, falta de transparencia y autoritarismo por parte de los diferentes gobiernos municipales desde el año 2003 hasta ahora».

Al fin y al cabo, no hace muchos meses el equipo de Gobierno PSOE-Cs había puesto en marcha otra comisión de investigación por un tema mucho menor, las obras del mercado de abastos. Cierto es que con ella Alberto Rojo pretendía cercar políticamente al anterior alcalde, Román, del PP, y no tanto descubrir nada, pues tenía en su poder todos los informes. Pero esa comisión sí se aprobó porque no era factible que de la investigación surgieran ramificaciones cuyos tentáculos llegaran hasta el Palacio de Fuensalida. El resultado de aquella comisión que no pretendía investigar sino ajustar cuentas fue el previsible: la mayoría, esto es, el bipartito PSOE-Cs, ‘había detectado‘ la comisión de varios delitos en el anterior equipo de Gobierno de Román, por lo que decidió llevar el caso a la Fiscalía. Solo diez meses después la propia Fiscalía archivó la querella al entender que ‘no se había cometido ningún delito‘. Este archivo desactivó la estrategia del retrovisor del bipartito Rojo-Pérez Borda.

El alcalde y primer teniente de alcalde de Guadalajara, Alberto Rojo y Rafael Pérez Borda

Como ya se había abierto la espita de las comisiones de investigación, De Miguel lanzó el órdago para que ver quién aceptaba el envite, pero los que debían hacerlo, no envidaron. Había miedo. Miedo y cabreo. Un recién llegado, y ni mucho menos el portavoz de un partido estigmatizado, podía venir a poner patas arriba el tinglado.

El emperador Alberto I, ‘el pusilánime’, de quien, en casi dos años de gobierno no consta proyecto serio y real alguno de presente ni, aún menos, de futuro para la ciudad, entraba por momentos en cólera, algo cada vez más habitual. Se manejaba mejor en pequeños teatros, como Hita, que en grandes coliseos como Guadalajara. No tenía fuerza para embestir a los naturales que le estaba dando De Miguel con el señuelo del Ruiseñor y, como los toros mansos, tan solo esperaba que el maletilla se trastabillara con la franela para poder empitonarlo.

Su oportunidad se la brindó de soslayo el diestro cuando en el tercio de varas se dirigió a la picadora y dijo de ella que «tanto su trabajo como sus intervenciones son propias del “marujeo” y de “programas y de reality show de Telecinco”. Y esa era la oportunidad que estaba esperando Rojo para montar su particular espectáculo circense, reprobar al edil de Vox y que el asuntillo de la comisión de investigación de El Ruiseñor pasara a mejor vida.

Vayamos por partes. Dice el diccionario de la RAE que ‘marujeo‘ es «1. m. despect. coloq. Esp. Acción y efecto de marujear». Si nos vamos a ‘marujear’ nos encontramos que marujear es un verbo reconocido por la RAE que significa ‘1. intr. despect. coloq. Esp. Hacer lo que se considera propio de marujas o de marujos’.

Por lo que nos vamos a esta última acepción, aquí no hay distinción de sexo, según la RAE: 1.-‘intr. despect. coloq. Esp. Hacer lo que se considera propio de marujas o de marujos; 2.- f. despect. coloq. Esp. Mujer que se dedica solo a las tareas domésticas y a la que suele asociarse a ciertos tópicos como el chismorreo, la dependencia excesiva de la televisión, etc. U. t. c. adj; 3.- m. irón. coloq. Esp. Hombre que actúa como una maruja (‖ mujer que se dedica solo a las tareas domésticas). U. t. c. adj.; 4.- m. y f. despect. coloq. Esp. Persona chismosa. U. m. c. adj; y, 5.- adj. despect. coloq. Esp. Propio o característico de las marujas o de los marujos».

Es decir, De Miguel definió, despectivamente, los discursos de Sara Simón como propios de «chismorreo» de “programas y de reality show de Telecinco”, esa cadena de televisión que a diario ven millones de espectadores, hombres y mujeres, y en los que participan como invitados hasta ministros del Ejecutivo nacional PSOE-Podemos. Esta cadena, y sus programas de ‘reality show’, genera millones de euros en beneficios a su propietarios, es, por cierto, una de las más activas propagandistas del mismo partido al que pertenece Rojo. Ergo, según Rojo, los reality show de Telecinco son machistas. Ya es tarde para que con la misma urgencia que Rojo presentó una moción al Pleno para reprobar a De Miguel, presente una similar para reprobar Telecinco por machista.

Pero, decíamos, Rojo consiguió lo que quería. No dar explicaciones sobre el polígono El Ruiseñor. Y para ello utilizó la treta más vieja del mundo: la falacia ad hominem, la que persigue descalificar a la persona en vez de refutar sus afirmaciones. El exvicelendakari socialista Ricardo García Damborenea, en su imprescindible Diccionario de falacias, de obligada consulta para la clase política y periodística, escribió que ‘con frecuencia, empleamos argumentos aparentes con el fin de engañar, distraer al adversario o descalificarlo. A todas las formas de argumentación que encierran errores o persiguen fines espurios, los llamamos falacias». Y luego, definió expresamente la falacia ad hominem: ‘Se llama así todo mal argumento que, en lugar de refutar las afirmaciones de un adversario, intenta descalificarlo personalmente’.

Ilustración de Lloyy Cartón

Sin embargo, Rojo cometió un gravísimo error machista: ejerció de macho alfa de la manada para defender a una de las mujeres de su grupo. Una mujer que, además, no había sido atacada por su condición femenina, sino por su actitud como portavoz del equipo de Gobierno respecto a los ediles de la oposición, sean hombres o mujeres: radical, sectaria, soez, autoritaria e insultante. Y nadie por ello le ha cuestionado intereses sexistas en sus intervenciones, sino el tono y el contenido de las mismas. Es decir, Simón está donde está y es criticada cuando es criticada por su actitud, no por su condición. Si no tuviera esa actitud, seguiría presidiendo plenos en Montarrón y no la habría llamado Rojo para ser portavoz en Guadalajara. Y ella es consciente de ello. La inanidad intelectual de sus aportaciones al bien común de la ciudad, como la disco móvil en lo más duro de la pandemia en marzo de 2020, las infinitas colas de Reyes Magos y las jardineras rococó de la calle Mayor, le advierten de que sin esa actitud es prescindible. Le va en ello su carrera política. Y, lo más importante, la nómina. Por eso, cada día que pasa, enriquece más y más su papel de villano malencarado, como una mala actriz que hubiera pasado por The Method, la irrepetible escuela de actuación desarrollada por Lee Strasberg en los 50 del siglo pasado, y no distinguiera ya persona de personaje.

Sin embargo, Simón no debió ser tutelada por el macho alfa de la manada. Simón se defiende sola, a su modo, a su manera, aunque sea con salvas de artillería preñadas de exabruptos toscos y malintencionados.

Por ello decimos que Rojo, al desviar la atención de la comisión de investigación con el supuesto ataque machista de De Miguel a Simón, cometió un error: actuó como el macho alfa protector de una mujer ofendida que necesita tutelaje. Y lo hizo en respuesta a un aforismo simple y sin doble sentido que terminó desvelando que en su propio inconsciente estaba el deje machista que pretendía endosar a un tercero.

Decíamos al principio que el considerado por la mayoría como el mejor orador español de todos los tiempos, Emilio Castelar, defendía en el Congreso de los Diputados en 1874 que ‘los que gobiernan están condenados a ser maldecidos, teniendo que aceptar noble y virilmente esa maldición’. Seguramente, de haber ofrecido su discurso en un pleno municipal presidido por Alberto Rojo en vez de en las Cortes de la Primera República, Castelar hubiera sido reprobado por su machista alusión a la virilidad de los gobernantes.

Una vez más, Rojo se equivocó cuando olvidó ese aforismo del filósofo español más grande que nos ha dado España en su historia, Séneca, al que muchos hemos podido conocer gracias a la brillante traducción que de su obra ‘Sobre la felicidad‘, realizó ese otro gran maestro y pensador, Julián Marías: «Cuando pienso en todo lo que he dicho, envidio a los mudos».

@HeraldodelHenar

Acerca de Roberto Mangas Morales

Periodista y escritor. Director de EL HERALDO DEL HENARES. El periodismo como fin, nunca como medio…

Ver también

Un juzgado obliga al Grupo Control a pagar las nóminas de sus vigilantes antes del día 31 de cada mes ‘por ser esa la costumbre de la anterior empresa’ en la que estaban subrogados y no a principios del mes siguiente a pesar de que así lo establezca el convenio colectivo del sector

El juzgado de lo Social número 1 de Lérida ha condenado a la empresa Grupo …

3 comentarios

  1. Fernando Jabonero Orasio

    Pues lo de El Ruiseñor es sólo una ligera broma en relación a lo de «La Ciudad del Transporte»

  2. Cuánto concejal y concejala hay en el Ayuntamiento de Guadalajara que no tienen otro trabajo excepto el de su carrera política.! Y algunos de ellos cobrando salarios impensables fuera de la política.El artículo es de una gran altura intelectual ,de lo mejor que se puede encontrar hoy en la prensa de Guadalajara.

  3. Enhorabuena, magnífico artículo que retrata y disecciona a tanto iletrado, e iletrada, claro, que ejerce el poder en estos tiempos desgraciados; los peores en el peor momento. Por supuesto también me uno al comentario de María: ¿de qué iban a vivir estos personajes de tres al cuarto si su trabajo se desarrollara al margen de la política? ¿donde y de qué iban a soñar con estos elevados ingresos que pagamos todos? Cómo diría su jefe de filas, ese tipo, que como escribió el magnífico columnista Jorge Bustos , tiene pinta de azafato de crucero: «pues eso», en ningun sitio. Felicidades también al artista Llovy Cartón por su extraordinaria caricatura , no se puede decir más y mejor con un dibujo. Sigan así, no cejen, la libertad y la independencia tienen un premio: que la conciencia no le remuerda a uno y poder enseñar a los hijos que es la decencia y como se practica. Lo demás, para ellos y los otros.

Responder a El Pirata Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.