Queridos niños:
Durante el verano habéis disfrutado jugando, leyendo, montando en bicicleta y visitando a vuestros familiares. Los viajes, las comidas, las meriendas y las cenas han sido diferentes. Os ha gustado mucho conocer nuevos amigos y aprender cosas que no están en los libros.
Ha llegado el tiempo del año en el que volvéis al horario más conocido, y tenéis que madrugar y asistir a clase. Además, también hay actividades extraescolares. Seguro que habéis crecido y que la ropa que os poníais hace unos meses ya no la podéis usar. Y es que el tiempo pasa y vosotros lo estáis viviendo al comenzar un nuevo curso. Y, lo mismo que crecéis por fuera, también vais a crecer por dentro para ser cada día mejores.
Una novedad importante es que os reunís con otros niños en catequesis. Algunos ya sabéis lo que se hace y cuánto os gusta, porque el curso pasado ya estabais apuntados. Para otros, es la primera vez y, poco a poco, veréis que es muy bonito conocer a Jesús, escuchar sus palabras, saber que hace milagros, que tiene amigos, que se acerca a los pobres y enfermos, que quiere mucho a la gente y que la gente le busca y le quiere.
Habéis aprendido a leer, a dibujar, a cantar, a saltar, a correr, a nadar, a hacer deporte, y también tenéis que aprender a ser amigos de Jesús, a hablarle y contarle lo que os alegra y lo que os preocupa, a pedirle que haya paz y no guerras, que los niños no pasen hambre y tengan una casa, una escuela, libros, pinturas, lápices y bolígrafos.
En la catequesis os repetirán que Dios es nuestro Padre, que nosotros somos sus hijos y que, entre nosotros, somos hermanos. Os dirán que Dios ha creado el mundo, que es la casa de todos y que está lleno de cosas bonitas: animales, árboles, flores y plantas, ríos y mares, montañas y valles. Dios es muy bueno y nos quiere mucho.
Cuando sabemos que Dios nos ama y que ha creado cosas maravillosas, sentimos en el corazón ganas de darle gracias y de cantar porque estamos felices. Y, cuando vemos a personas que sufren, sentimos pena, rezamos y tratamos de ayudarles.
La Virgen María, la Madre de Jesús, a la que también llamamos “madre nuestra”, nos mira con alegría y nos enseña a acercarnos a Jesús. La Virgen vio cómo crecía Jesús y guardaba en su corazón todo lo que vivían juntos.
Espero que tengáis un curso muy feliz.
Un saludo.
Julián Ruiz Martorell, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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