viernes , 3 mayo 2024

Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara: ‘Búsqueda y encuentro con Dios’

La Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia dan gran importancia a la necesidad que el ser humano tiene de buscar a Dios para encontrarse con Él y vivir según su voluntad. Algunos salmos narran la actitud del orante que tiene sed de Dios y que le busca con diligencia y con todo su ser: cuerpo y alma, espíritu y carne: “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío” (Sal 41, 2).

Los santos y millones de creyentes a lo largo de la historia de la Iglesia nos han legado bellos testimonios de esta búsqueda de Dios y de la inquietud por descubrir su voluntad. En algunos casos reciben respuestas inmediatas a su búsqueda; en otros, por el contrario, experimentan sufrimientos y densa oscuridad ante las dificultades para percibir las manifestaciones de Dios.

Al contemplar estos testimonios de tantos hermanos, deberíamos asumir que el verdadero conocimiento de Dios presupone, además de una actitud de búsqueda sincera, el deseo e interés por encontrarle (Jn 1, 38-39). Dios siempre ama y se revela primero al hombre, pero, cuando no existe un verdadero interés por encontrarse con Él, resulta imposible percibir y experimentar su revelación.

Es más, en ocasiones, podemos encontrarnos con actitudes y comportamientos de hermanos que impiden la búsqueda y la relación con Dios por temor a que les quite algo de lo que tienen o porque no tienen propósito de cambiar de estilo de vida. El  evangelista Juan nos habla de quienes amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras no eran buenas, o de quienes estaban incapacitados para creer en el Señor, porque anteponían las alabanzas y los aplausos de los hombres a la fe en Él (Jn 5, 44).

Jesús, con su victoria sobre el poder del pecado y de la muerte en virtud de la resurrección, ilumina la mente y el corazón de cada ser humano para que pueda encontrarse con Él y dar el paso a la fe, pero todos corremos el riesgo de cerrarnos a la luz de Dios o rechazarla, impidiendo que esta penetre en lo más hondo de nuestro ser. Dios está cerca de todos sus hijos y ha prometido permanecer con ellos hasta el fin del mundo, pero, debido a las constantes distracciones de la vida o a la desobediencia de quienes ya creen en Él, su rostro puede permanecer oculto.

Atilano Rodríguez

El mismo Jesús declaró que Él venía al mundo para buscar y a salvar lo que estaba perdido, pero, para ello deseaba establecer una relación de amistad con quienes no han tenido la dicha de conocerle y ansiaba mantener una unión más profunda con quienes ya le conocían. Esto quiere decir que, mientras le buscamos en los distintos momentos de la vida, podemos tener la seguridad de que Él no cesa de buscarnos primero a cada uno para mostrarnos su amor, para regalarnos su perdón y para que mantengamos viva la esperanza de heredar en plenitud la vida eterna que nos promete.

Con mi sincero afecto y bendición, feliz día del Señor.

Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara

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